jueves, 13 de marzo de 2008


EL CAMPANARIO

Caminaba por las calles de mi pueblo, el silencio sobrehumano existente a media noche, hacía sentirme libre de mis rutinas diarias. Por eso, todos los viernes salía a pasear cuando ya todos dormían . Dichas calles eran estrechas y los edificios de piedra. Paseándo entre ellas, podía escuchar como mis pasos se mezclaban en un intenso eco y entre una agradable calma nocturna.

En una de esas calles se encuentra el campanario, un edificio de algúna epoca muy antigua, creo que entre el siglo XVII y XIX. Yo solía sentarme en las escaleras que conducían a la puerta del edifício. Allí encontraba el silencio de la noche, un silencio profundo e ideal para meditar y escapar de la monotonía diária.
No hay mucho de que hablar sobre mi vida, mi trabajo consiste en estar todo el día en la recepción de un hospital. Y los fines de semana, los paso a solas en mi casa, o con mi moto visitando pueblos desconocidos.

No tengo familia, solo un gato y un loro, y se que parece extraño pero el gato nunca ha intentado atacarle. Mi madre falleció nada más acabar yo los estudios, desde entonces vivo solo con mis mascotas. He pensado muchas veces en formar una familia, o por lo menos tener algo parecido a una compañera sentimental, pero no se ha presentado la ocasión. Tal vez soy demasiado tímido.
Mientras pensaba e imaginaba mi vida de otra manera, sentado en las escaleras anteriormente comentadas, unos ligeros golpes interrumpiéron el silencio de la noche. Sonaban a mis espaldas, sincronizando con los segundos. Cada golpe sonaba más y más cerca. A los pocos segundos algo envistió suavemente contra mi espalda. Era una pelota de goma que había bajado botando desde la puerta del campanario, la cual estaba abierta. Eso era algo muy extraño, pues nunca antes lo había estado, y puedo asegurar que todos los viernes a esa misma hora, yo estaba allí, sentado ante la puerta.

No pude resistir la tentación a entrar, pues durante mucho tiempo sentí curiosidad por saber cómo era el edificio por dentro. Así pues, subí las escaleras bajo esa tela negra repleta de estrellas, que me arropaban en esa calurosa y agradable noche.
Paso a paso, subí esos escalones uno a uno, hasta llegar a la entrada de ese inquietante y familiar lugar, que en todas esas noches, fue la única compañía que me ayudaba a escapar de esa vida repetitiva y sin sentido.

Me planté ante la puerta, estaba abierta de par en par. Me quedé contemplando la entrada con la pelota en la mano. Entonces una ráfaga de viento poseyó la noche y cubrió mi cuerpo, las estrellas fueron cubiertas por grandes nubes, las cuales, tardaron segundos en hechar una fuerte lluvia de tempestad. El cambio de tiempo fué radical, ya que apenas unos segundos antes, la noche estaba completamente libre de nuves, y la temperatura era cálida.

No tube más remedio que entrar y refugiarme hasta que pasara la tormenta. El edificio parecía iluminado por velas y antorchas. Asi que una vez dentro, cerré la puerta para evitar que el viento apagara las llamas, no me apetecía quedarme a oscuras en un lugar desconocido e inquietante.

Me adentré en la sala, no era muy grande, aunque sí espaciosa. Tenia los elementos básicos de una iglésia, o mejor dicho, casi todos los elemntos básicos. Pues carecía de imágenes religiosas.

Caminaba por el pasillo central que dirigía al altar, contemplaba el lugar con mucha curiosidad, pero al mismo tiempo sentía una enorme inquietud. Tengo que reconocer que estaba asustado. Por mucho que llamara a quien pudiera encontrarse allí, nadie daba señales de vida, parecía que yo era el único hospedante en esa extraña iglésia.

Cuando llegué al altar, encontré un libro grande y con tapa de piél, parecía un típico libro con contenidos evangélicos, aunque solo me paré a leer la portada:

"Camina hacia tu vida"
"¿Qué vida?" pensé yo.

Dejé el libro y me dirigí a las escaleras que habían al fondo del altar, supuse que eran las escaleras que conducían al campanario. Mi intención era subir, sin embargo no lo hice decididamente, porqué el pasillo estaba completamente oscuro. Así que cogí uno de los candelabros del altar y subí por esas escaleras de caracol, sosteniendo el candelabro en una mano y la pelota en la otra.

Durante el trayecto, contemplé extraños cuadros que colgaban en las pareces, sus contenidos reflejaban imágenes de la vida que yo añoraba. Eran realmente extraños, dificil de describir, o mejor dicho, de entender. Era como si alguien hubiese extraído las imagenes de mi mente, y las hubiera retratado en óleo. La incertidumbre me hacechó, y el camino a la campana parecía no acabar nunca, así que pensé en dar media vuelta y salir de allí, dispuesto a someterme a la tormenta. Pero no lo hice, era tanta la curiosidad que sentía que nada podía hacerme cambiar de opinión.

Por fin llegué a lo alto de campanario. Me situé bajo la campana, me acerqué al ventanal y me asomé al exterior. Las vistas eran impresionantes, era tanto el bienestar que sentía que tardé en percatarme de algo. La tormenta había desaparecido, hacía apenas unos minutos que había empezado. Y lo mas extraño, lo que más me inquietó fue que no había rastro de ella.

Era imposible que el cielo estuviera lleno de estrellas, que en las calles no quedara rastro del agua que yo mismo había visto caer, la misma que me había empujado ha entrar en la supuesta iglésia.
Entonces, dispuesto ha abandonar inmediatamente aquel terrorífico y extraño lugar, la campana que estaba sobre mi, se iluminó desproporcionadamente. No comprendía cómo podía iluminarse de ese modo, aunque ya no podía comprender nada.

Comprobé las velas del candelabro que yo sostenía, pero era imposible que fueran las causantes de tremendo reflejo, y entonces me di cuenta, y el terror conquistó mi ser. Era la pelota de goma la que me había empujado hasta allí. Ahora ésta, desprendía una fuerte luz y cegadora. Me quedé inmóvil, y sin saber que hacer. Pocos segundos más tarde la campana comenzó a sonar, causándome fuertes zumbidos en mis oídos. Pero la campana estaba completamente inmóvil, no mostraba funcionamiénto alguno.

La pelota saltó de mi mano repentinamente con toda esa luz resplandeciénte. Flotando en el aire, lanzó fuertes rayos de luz contra mí. No me hicieron daño alguno, pero cubriéron todo mi cuerpo, y me hicieron flotar a mi también. El corazón me latió a mas velocidad de la que ya me latía.

Y todavía me pudo latir más, cuándo aquella luz, en contra de mi voluntad, me empujaba hacia la ventana apunto de arrojarme. Mi garganta soltó un fuerte grito pero de nada sirvió, yo ya estaba rompiendo el aire, dirigiéndome hacia el vacío desde tanta altura. Pero por muy cerca que veía el final de mi precipicio, nunca llegaba a él. Todo lo que había al rederor desapareció de mi vista, incluso el suelo al que me veía precipitado. Solo recuerdo ver las imágenes de toda mi vida, reproduciéndose marcha atrás a cámara rápida, mas que la velocidad de la luz. Y sin embargo, todas fueron captables.

Después de esto nada más puedo decir, solo que ahora estoy en el porche de una preciosa casa de campo, con mi mujer en la cocina y mis dos hijos jugando en el jardín. Increíblemente tal como yo imaginaba mi vida.

Ahora entiendo:
"Camina hacia tu vida" "¿Qué vida?"
¡La mía!

lunes, 10 de marzo de 2008

EL BOSQUE DE LA MUERTE


Tiempo muy atrás hasta llegar a la edad media, en unas tierras francesas se hallaba un castillo muy grande en el que gobernaba el rey Cornelio Zarajeno con la ayuda de su consejero y primo Marceliu Zarajeno. Este a más de ser el consejero real era también el ejecutador del reino, el más temido de Francia, y puedo asegurar que le gustaba mucho su trabajo. Marceliu tenia un bosque a las afueras de las tierras, en el cual quien entraba no salía jamás. Todo lo que tenía que ver con el ejecutador era temido por la población y por cualquiera, ya que su fama la ganó por sus sádicas ejecuciones, incluso muchas veces gente desaparecía y aunque no se daba a conocer públicamente todos sabían que habían sido llevados a ese bosque y así ser ejecutados de la manera que nadie quería saber ni probar. El rey aprobaba todos los trabajos sucios de su primo, pues tanto uno como el otro tenían esa fama infernal.
Un dia el rey tuvo que marchar a una batalla junto a sus caballeros y en la lucha una de las flechas le alcanzó al corazón. Tres dias después lo llevaron al castillo muerto. El ejecutador dolido por la muerte de su rey y primo decidió que lo enterraría el mismo en el bosque de la muerte bajo el árbol donde solía relajarse el rey cuando visitaba el lugar. Semanas mas tarde el ejecutador fingió su propia muerte y se ocultó en el bosque el cual creó una maldición, y todo el que entrará no encontraría la salida jamás y terminaría ejecutado al estilo de las anteriores victimas del mas oscuro y temido ejecutador de la historia del reino. Marceliu se puso su clásico traje de ejecución, el cual consistía en una túnica junto a una capa y una capucha de cuyo color esta descrito como la ausencia de todos los colores, el negro. Ocultó su rostro tras su capucha, cogió una guadaña como su arma y se hizo llamar "La Muerte".
Dos años después todo se convirtió en una terrorífica leyenda, una historia para que los niños se quedaran cerca de sus viviendas, todo estaba olvidado y todo cambiado. El trono era ocupado por el rey Clodoveo junto a su esposa y sus tres hijos de 16,15 y 14 años de edad. Un día los tres hermanos iban cabalgando por los bosques, sin ellos saberlo se acercaban al bosque de La Muerte. Estos al verlo se dirigieron hacia el como una curiosidad, fue entonces cuando un viejo leñador que se alojaba cerca del lugar les hizo pararse antes de llegar.
- No os acerquéis al bosque de La Muerte ¡Hay una maldición sobre el!- dijo en tono alarmante.
- ¿Por qué se supone que tendríamos que hacerle caso? - Contestó el mayor en tono burlarte.
El anciano les contó toda la historia, ellos se tomaron tan dicha historia como un cuento para espantar a los niños. Contada la historia este se marchó.
-¿Por qué no vamos al bosque? Tengo curiosidad por saber como es.- propuso el mediano.
-No creo que sea buena idea- replicó el menor.
- Eh, pensadlo hermanos, este bosque nos nombrará los príncipes más valientes que hayan habido en este reino- dijo el hermano mayor.
Los tres hermanos se pusieron de acuerdo y fueron al bosque.
Una vez dentro de el presenciaron como todos los árboles se secaban a su paso y el cielo se nublaba, asustados decidieron dar la vuelta y salir del lugar, pero todo había cambiado, no encontraron la salida y el paisaje interior no tenía nada que ver con el que vieron al exterior. No se rindieron y caminaron por el buscando la salida, cuando la desesperación empezaba a dominarles encontraron bajo un árbol una lápida, estos se acercaron a ella y leyeron el contenido: " Cornelio Zarajeno".
- Yo se quién es.- dijo el pequeño - Me habló de el fraile de la corte. Es el que reinaba antiguamente en este reino, me contó que era temido por toda la corte y el pueblo.
Dicho esto La Muerte se dejó ver ante ellos y estos corrieron, llegó un momento en el que se les extravió el camino a cada uno de ellos, y estos fueron cada uno por un camino diferente, solo La Muerte conocía los caminos de su bosque y es que e incluso podía cambiarlos cuando a el le apetecía, era algo mágico e inexplicable tal como lo era la maldición del lugar y la siniestridad malvada de La Muerte. Este los raptó uno a uno empezando por el pequeño y con mucha facilidad lo encerró en una mazmorra subterránea, se lo tomaba con mucha calma, pues por mucho que corrieran los otros dos hermanos no irían a ninguna parte, siempre llegarían donde al ejecutador se le antojara. Prosiguió en busca del mediano el cual intentó defenderse con sus puños, pero o le dio resultado, Marceliu no tubo mas que atizarle un fuerte golpe en la cabeza con el mango de su guadaña, seguidamente lo llevo junto a su hermano. Finalmente fue a por el mayor y este desenvainó su espada dispuesto a luchar, fue aquí cuando la vida de este acabó y comprendió antes de que la guadaña de La Muerte se incrustara en su yugular que aquello no era un hombre, pues el mismo le atravesó con su espada y este se carcajeó antes de arrebatarle la vida. Cuando ya tuvo a los tres hermanos en el calabozo, -uno de ellos muerto- lo último que se escucho de ellos fueron unos desesperantes e increíbles gritos de dolor y horror. Nunca se ha podido saber que pasaba en esa mazmorra cuando Marceliu empleaba sus malvadas ejecuciones ya que quienes lo averiguaban era lo último que sentían.
Nunca se supo de los tres hermanos ni de ese bosque, las historias de La Muerte fueron evolucionando boca tras boca, incluso llego un momento en el que se hablaba de el como una metáfora para nombrar a la muerte, la imagen del último viaje del ser humano. ¿Pero que hay del bosque maldito? sea quien sea el curiosos despistado que ose entrar en ese lugar del que no se sabe donde se halla su existencia será lo último que verá.
FIN

jueves, 6 de marzo de 2008

TENEBROSIA

S.O.S:
Siento volar bajo el agua cada vez que buceo, es una sensación única, es obvio de saber que es lo que más me gusta, pues el buceo es lo que practico en cuanto tengo tiempo libre y eso no es difícil de encontrar ya que siempre lo busco, a parte de eso incluso en ocasiones el buceo entra dentro de mi vida profesional.

Hay algo que quiero narrar, pero antes: ¿Nunca nadie se ha preguntado de donde pueden venir esas historias y películas misteriosas fantasmales y siniestras? Creo que puedo contestar a esto y por supuesto lo aré.

Todo fue aquella mañana de Agosto cuando cogí mi barco y me dirigí lejos de la costa, aún recuerdo el canto de las gaviotas y la brisa del mar, la esencia de la espuma del mar que sentí antes de sumergirme en el mar con mi traje de buceo. Disfrutaba de la compañía junto a los peces, son unos animales realmente impresionantes, lejanos a nuestro entorno de vida y a la vez tan cerca de nuestra vida, es como si viviesen en una clase de mundo diferente. Durante esas dos horas de oxigeno de las que disponía era libre del mundo terrestre, en el desafiaba la gravedad, volaba por donde me complacía junto las criaturas submarinas. Mientras disfrutaba y paseaba por tal paisaje de algas y rocas en un entorno sumergido encontré un barco que desde su momento llegó a formar parte de las profundidades. No era la primera vez que encontraba un buque sumergido, incluso en una ocasión encontré un cadáver, fué una de esas ocasiones en las que el buceo tenía un sentido profesional. Me dirigí hacia la nave para explorarla, haber si encontraba algo interesante o útil, a veces se puede encontrar herramientas de utilidad. Realmente encontré algo interesante.

Es increíble lo que sucedió, cuando entré en la cabina del capitán se produjo un temblor, lo primero que me vino en mente fue la posibilidad de que se produjera un maremoto, caso en que estaría en un gran peligro, sin embargo no sé si en ese momento hubiese preferido que fuese un maremoto al darme cuenta de lo que realmente sucedía, incluso ahora no sé que lección tomaría si me diesen a elegir, pues el barco hundido en el que me encontraba estaba dirigiéndose hacia la superficie. Me asomé a la cubierta desde la cabina del capitán contemplé esqueletos trabajando cada uno en su puesto. En ese momento la mano esquelética del capitán se apoyó en mi hombro mientras este soltaba unas maléficas y resonantes carcajadas que salían de esas mandíbulas marcadas. Tenía un ojo de cristal y en el otro lado un gusano. En cuestión de segundos en que pasase todo esto concluí desmayándome.

Cuando desperté había oscurecido completamente, yo estaba en un bote no muy lejos de la costa, no obstante no reconocía esa costa. El bote disponía de un remo, así que me dirigí hacia la orilla, no muy lejos había un faro, cosa que decidí ir a el para pedir ayuda al farero. No comprendía lo que me había pasado, no se si fué algún tipo de delirio por falta de oxigeno y me desmayé y allí he acabado, pero no tiene sentido, porqué ¿como había llegado hasta el bote? No he podido estar tantas horas inconsciente sin que fuese algo grave, y no parece que haya sido nada por el estilo. Pero en caso que nada de eso pasara significaría que es cierto lo que había visto, pero ¿Cómo es posible? Mientras pensaba todo esto a lo lejos pude ver un grupo de personas, me dirigí a paso ligero para al menos saber dónde estaba. Estos tambien se empezaron a dirigir hacia mi, pero mas rápidamente, cuando los tenía a pocos metros de mi obtuve la respuesta a mis preguntas. Eran un grupo de esqueletos con ropajes estilo punk, daban vueltas y saltos a mí alrededor mientras soltaban unas risas agudas y desesperantes. Corrí aprisa y con desesperación hacia el faro mientras corría podía observar semejantes cosas, era como estar en una atracción del terror, pero mas realista, como estar dentro de una película de hombres lobo, el paisaje de mi alrededor se trataba de arboles secos y rodeados de niebla mientras fantasmas e imágenes espectrales paseaban entre ellos y a mi alrededor, no paré ni un solo segundo de correr, aunque mientras corría pude ver el contraste en el que estaba, pues estaba corriendo por medio de un bosque cuando a pocos metros a mi derecha podía ver el horizonte del mar y la luna llena iluminar el mar. Luego giré la mirada hacía mi izquierda y podía ver en la cima de una montaña una manada de lobos aullando bajo la luz de la luna la cual los iluminaba. Así es, había dos lunas.

Llegué ante una pequeña montaña de rocas, arriba de ellas se encontraba el faro. Escalé por las rocas asta llegar arriba, una vez allí habían seres paseando como si nada por allí, digo seres porque eso no podían ser humanos, algunos tenias dos cabezas, uno medía tres metros de altura y tenía una enorme joroba, caballos con tres cuernos, un hombre sentado en un banco lanzando mosquitos muertos (e inmensos respecto al su tamaño normal) para dar de comer a los murciélagos de su alrededor y también presencié mas esqueletos andantes.

Al cruzar la puerta del faro aparecí en un oscuro y solitario bosque en el que ante mi se encontraba una gran verja y tras de ella despues de pasar su tenebroso jardín se podía contemplar una casa, o mas bien una mansión, era grandiosa. No me lo podía creer, miré tras mío y no encontré la puerta del faro, pero si una manada de lobos que se dirigían hacia mi y lo mas seguro que con la intención de devorarme. No dudé en saltar la vaya, corrí hacia la casa y aticé la puerta desesperadamente y sin pensarlo. Esta se abrió y tras ella se encontraba un mayordomo alto rígido y pálido. Durante unos pocos segundos me quedé sin habla, pero descarté la idea de volver a salir corriendo, y más por la desagradable apariencia de una persona, me parecería ofensivo, aunque después de todo lo que había visto era comprensible, de igual manera opté por quedarme y contestar.

- Perdone la molestia.- dije tartamudeando - Me perseguían unos lobos y tuve que saltar la verja.

- ¡No nos es ninguna molestia! - exclamó una voz de fondo.

Entonces apareció un extraño hombre, llevaba puesta una bata blanca, parecía un doctor, llevaba un peinado fijo y decantado, el color del cabello era negro como el carbón y llevaba puestas unas gafas redondas, parecía un doctor chiflado, aunque actuaba con normalidad, aún así no dejaba de tener cierta inquietud su apariencia. Me invitó a pasar y cedí, después de todo lo que había visto esa casa y ese extraño hombre me parecía algo normal. Entramos en una sala que por lo que se podía contemplar era una biblioteca. Le conté todo lo que había pasado. No me dijo nada, salvo que necesitaba secarme y cambiarme la ropa, pues según el llevaba puesto un extraño ropaje, y no lo discuto ya que no es muy normal llevar un traje de buzo en una casa perdida en el bosque.

Después de esto me encontraba en una habitación bastante anticuada, los muebles parecían de un palacio francés en los tiempos de los mosqueteros y la ropa que encontré dentro del armario parecía de la nobleza de los años 50 o 60. Me puse unos pantalones y una camisa cualquiera más unos zapatos. Salí de la habitación, puesto que allí no hacía nada más que preguntarme que demonios estaba haciendo yo allí. Al salir pude ver a una joven y preciosa muchacha de largos y arrizados cabellos dorados que bajaba las escaleras, su ropa a diferencia de la mía era mas actual, tenía puestos unos ceñidos pantalones vaqueros y una estrecha y corta camiseta la cual le dejaba el vientre descubierto, un verdadero contraste entre la que encontré en el armario. Yo me dispuse a seguir los pasos de la muchacha cuando no pude resistir la tentación de explorar esa mansión, pues tenía un largo pasillo a mi lado el cual estaba lleno de cuadros y armaduras. Caminé asta el final de este pasillo, esa casa era un verdadero laberinto, encontré un gran balcón o mas bien se le podría llamar terraza, me asomé por este y había una joven pareja que estaban sentados y agarrados en el borde del balcón, llevaban puesta una ropa mas antigua que la mía mas o menos debía ser del siglo IXX. La hermosa mujer de pálida piel y largos cabellos oscuros y también arrizados abrió la boca con lo que le pude detectar unos largos colmillos, esta los clavó en el cuello del joven hombre, con lo que en unos instantes este se quedó pálido e inmóvil. Corrí por el mismo pasillo hasta llegar a las mismas escaleras por las que anteriormente minutos antes había bajado por ellas la joven mujer de los cabellos dorados. Una vez abajo, empecé a escuchar un sonido harmonioso pero tenebroso el cual parecía venir de un órgano, seguí el sonido haciéndome llegar al lugar procedente y me encontré en una sala con muchos cuadros y algunas estanterías llenas de libros y objetos valiosos, toda la sala estaba iluminada por bastante cantidad de candelabros al mismo tiempo que el fuego de la chimenea. El órgano no era tan inmenso como el de las iglesias pero aún así era suficientemente grande cómo para ver al hombre el cual lo hacía sonar como una hormiga ante una silla. Se trataba de un hombre de cabellos arrizados y castaños, aparentaba unos veintitantos años de edad.

- Usted debe ser el huésped del que he oído hablar. Me dijo al levantarse y saludarme cordialmente.

Fui directo al grano y le pregunte donde demonios me encontraba, que era ese lugar, por lo que solo me dijo una palabra: “Tenebrosia” Después de ello se cubrió con su capa y seguidamente desapareció. Me quedé perplejo y salí de esa sala esta vez tranquilamente sin correr. Encontré una puerta que parecía que llevaba fuera al jardín y salí de allí, todo estaba cubierto de nieve y lápidas, si que me pareció extraño, pues hacía una hora atrás no había nieve y dudaba que se hubiese puesto a nevar de repente y sobretodo porque era Agosto, sin embargo ya no me quedaban fuerzas para sorprenderme, así que caminé sin rumbo entre todas esas lápidas. Mientras caminaba empecé a ver como en algunas tumbas salían muertos vivientes y tampoco corrí pero si continuaba con precaución y medio ocultándome entre las tumbas, también había un hombre cavando una tumba. Estaba cansado y me senté sobre una de las tumbas apoyando la espalda en la lápida y entonces cuando menos me lo esperé, un brazo salió con fuerza bajo la tierra intentando cogerme, me levanté rápidamente y pude contemplar como empezaban a salir muchos más de las tumbas que tenía a mi alrededor y entonces si corrí a gran velocidad corrí asta perderlos de vista. Ya no había nieve, ahora todo eran arboles sin hojas y caminos de tierra. A pocos metros encontré una especie de pajar o granero no sé lo que era, pero su utilidad no era para ninguna de las dos cosas. Al entrar solo sentí que todo eso debía ser una pesadilla, y quería despertar ya, el lugar en el que me metí estaba lleno de cuervos, los cuales estaban en mí alrededor. Corrí a toda prisa de nuevo, ya es lo único que podía hacer y es lo que hice asta llegar ante la casa de nuevo, había una fuente en la que se encontraba aquella mujer de dorados cabellos, ahora llevaba un vestido largo y negro. Esta era demasiado hermosa como para ignorarla como hice con el enterrador así que me dirigí a ella, ese rostro no podía tener maldad. Esta me miró extrañamente para ser una criatura de ese siniestro lugar, pues su expresión me recordaba a la mía al mirar al pianista, no decía palabra, solo me miraba y podía ver tristeza en sus ojos y yo tampoco sabía que decir ante semejante desconcierto. Finalmente le pregunte que era ese extraño lugar y expresé mi desesperación, esta durante pocos segundos no dijo nada y seguidamente se echó en mis brazos cayéndole lágrimas de desespero. Me contó que desde bastante tiempo atrás ese era ahora su hogar, no fué difícil comprender que le sucedió algo semejante a mi, y ahora ambos estamos atrapados en Tenebrosia”. Nosé el tiempo que llevo aquí pues he perdido la cuenta, pero desde entonces ella y yo hemos sido la única compañía que hemos tenido y comprendemos que eso ya será así el resto de nuestra vida, pero mi pregunta es: ¿La pasaremos en este lugar donde no cae el amanecer y esta lleno de fantasmales y extraños seres? ¿Existe algún camino de regreso? Solo espero que alguien encuentre este mensaje en la botella que tirare en este oscuro mar, con la esperanza que llegue al nuestro mundo y alguien encuentre el camino y nos ayude a volver, en caso de que no llegue al mundo de los seres humanos espero que si hay alguien en este extraño e inmenso mundo podamos encontrarnos y juntos encontrar el regreso.